Afiche del festival de cine venezolano en la apertura, Créditos: Leonardo Duque
Cuando asistimos a las salas de cine de nuestra nación, muy pocas veces observamos películas producidas dentro del territorio venezolano, donde un sentimiento de tristeza invade mi interior, pudiendo imaginar que en cualquier momento se podría extinguir esta disciplina artística-visual en nuestro país, pero hace poco recupere la esperanza gracias al Festival de Cine Venezolano que fue organizado en la ciudad de Mérida.
Siempre nos fijamos en películas de ámbito internacional, pero como venezolanos no le damos una oportunidad al cine de nuestra patria, donde la calidad existe y el mejor esfuerzo se realiza por parte de muchos directores, donde tuve la dicha de conocer algunos en este excelente festival y me abrió las puertas para el sentimiento de la esperanza y la determinación.
Tenemos la mentalidad de que es imposible realizar un largometraje por los problemas que conlleva el país en los ámbitos económicos y sociales, pero los productores presentes en cada festival anualmente nos enseñan que cada película es grabada con cantidades que no superan unos miles de dólares, donde el dinero es colocado de su propio bolsillo, donde nos demuestran que la expectativa supera la realidad, como es el caso de Jackson Gutiérrez especializado en Cine Guerrilla.
El apoyo de las empresas privadas hacia las películas es poco, debido a una frase que se mencionaba mucho en el festival, en cada rincón y en cada director “las empresas privadas no quieren apostar por nosotros”, sonando bastante cruel que no sean apoyados por empresas que pueden ser de gran valor financiero para estos proyectos.
Una de las películas que más me inspiro y vi como una parte de la historia merideña y cultural de este estado, fue Machera producida por el director Jackson Gutiérrez quien prometió traer una película 100% del estado y lográndolo conto la historia del Robin Hood de la época, un malandro que, como tenia cosas malas, también tenía su lado bueno que la comunidad valoro y adoro, transcendiendo durante épocas y llegando hasta la actualidad aun rindiéndole culto dentro del espiritismo.
El presupuesto de Machera no superaba los 20 mil dólares, donde el director logro realizarla con mucho menos que lo planteado, dando a conocer su buena administración, a pesar de que tuvo historias de más para contar, él se centró solamente en esta gran persona de la cultura regional merideña.
En su estreno que fue el día 10 de julio, vimos la maravillosa alfombra roja que se tendió en el Teatro Cesar Rengifo en la noche, donde la ciudadanía se acercaba cada vez más a este gran estreno, poco a poco la espera se fue acortando mientras los actores, productores y técnicos que produjeron la película hablaban de su experiencia personal y de su papel dentro de la misma.
Mientras se transmitía se sentía ese sentimiento en el aire de suspenso, de que el público quería acción y por primera vez en mucho tiempo… el villano se convertía en el héroe, mostrando la faceta de porque el ayudaba a las personas y no las lastimaba, pero a pesar de todo no dejaba su lado violento a un lado y seguía en el mundo de la criminalidad, llegando al final con su muerte, que fue cruel, pero se veía venir debido a su historia.
Cuando se salía de la función las personas rodeaban a los actores llenos de emoción por su gran papel interpretado, mientras varios de ellos rompieron en lágrimas debido a la multitud que los apoyaba y lograba dar ese sentimiento de victoria.
Este día fue uno de los tantos que me llenaron de sentimientos, de emociones y más quenada de conocimientos en el área del cine.
Por Leonardo Duque
